Publicado el 2024/09/10 a las 08:00

SACO Y POSVERSO: bienales en diálogo entre el desierto y la pampa húmeda

Polaca, artista y curadora, doctora en Arte de la Universidad de Bellas Artes de Cracovia, cofundadora del Colectivo SE VENDE Plataforma Móvil de Arte Contemporáneo, Dagmara Wyskiel es directora de la Bienal de Arte Contemporáneo SACO, que acontece en Antofagasta y San Pedro de Atacama, en Chile. En la siguiente entrevista profundizamos en las características de la BIENAL SACO y anticipamos algo de lo que constituirá el recorte que se estará presentando en el marco de POSVERSO.


SD: Para nosotros, que estamos iniciando POSVERSO, la Bienal SACO es una referencia ineludible a la hora de pensar en nuestro posicionamiento geográfico y estratégico, y en los modos de gestionar un evento de proporciones en un territorio no hegemónico ni artística ni culturalmente. Nos gustaría, en primer lugar, que nos hablaras de la experiencia de promover una bienal en y desde el desierto de Atacama.

SACO es una bienal que nace como una propuesta de disminuir el desequilibrio entre lo económico y lo cultural, instaurándose como polo reflexivo y artístico, en la capital mundial de cobre y litio.

Nuestras acciones se desarrollan en el desierto más árido y bajo los cielos más limpios del planeta, un territorio marcado por la monoproducción minera y el abandono de políticas sociales y culturales. Una “zona de sacrificio” generada por condiciones difíciles de trabajo, polución, problemas medioambientales y fenómenos migratorios, en un territorio de más de dos mil kilómetros de extensión, donde no existen museos ni escuelas de arte.

Las obras que exponemos tienen carácter de work in progress y son resultado de procesos vividos por los artistas en conexión con el territorio, en Antofagasta y en el pueblo de la comunidad perteneciente a la etnia atacameña, San Pedro de Atacama, en la precordillera de los Andes. Las residencias acompañadas por nuestro equipo estable de trabajo permiten a los creadores trabajar en vinculación directa con la ciencia en áreas privilegiadas en el Desierto de Atacama, tales como la astronomía, geología, arqueología o microbiología. El proceso normalmente conlleva dos estadías, el primer año una residencia de inmersión e investigación, y el año siguiente, exposición.

Preguntabas por la promoción. Desde la experiencia, no hay mejor forma de divulgar un evento de esta índole, que a través de los registros y del testimonio de los mismos artistas. Es gracias a este boca a boca, que SACO es hoy el objeto de deseo de muchos creadores de todo el mundo.


SD: Una idea que atraviesa SACO es la del cubo blanco sin cubo, lo que nos lleva directamente a la cuestión de repensar en la infraestructura y en la apropiación de espacios. ¿Cómo se pone en práctica esta concepción de una bienal sin espacios expositivos convencionales? ¿Cómo es que la ciudad se convierte en un museo?

Hemos generado una red de aliados con quienes compartimos espacios durante la bienal. No teniendo una infraestructura expositiva propia, como el musgo nos adaptamos a superficies interiores y exteriores ya existentes, transformándolas temporalmente y generando relaciones simbióticas, donde ambos lados –el anfitrión y el artista– se beneficien, mientras el público recibe un nuevo y nutritivo estímulo. Ocupamos salas de clases, estacionamientos, muelles, centros culturales y ecológicos autogestionados, vertederos, museos locales, playas, cárceles, plazas, terrazas, paletas publicitarias en abandono, pasillos y cráteres, como lugares propicios de encuentro entre el arte y las personas.

Las exposiciones abarcan proyectos curatoriales, resultados de investigaciones realizadas durante residencias, y propuestas seleccionadas por convocatorias nacionales e internacionales. Todas ellas cuentan con mediadores autodidactas, capacitados y contratados por la bienal. Generamos un museo sin muros, que existe en la imaginación de los que lo visitan.

Esta construcción firme, aunque efímera, es posible porque en SACO entendemos la obra de arte como un acontecimiento temporal e irrepetible, generado gracias al cruce creativo y presencial entre el creador y un contexto específico, que se activa en la mirada del espectador. Bajo esta lógica, una vez concluidas las exposiciones de la bienal, las obras se desarman y pasan a ser elementos reutilizables, los cuales son usados posteriormente en otros montajes museográficos; como muebles de taller o del centro de residencias; o son donados a una institución educativa, centro cultural, oasis urbano o de reciclaje creativo.


SD: Algo que nos atrae profundamente de SACO es el concepto de escuela sin escuela. ¿Cómo funciona esta dinámica de deshegemonización en los procesos educativos de la bienal?

El programa pedagógico de SACO aglutina y consolida diversas actividades del área de formación y profesionalización. Busca además fomentar el desarrollo artístico en el norte de Chile y otros países de la zona, y el crecimiento de la escena creativa local. Para esto, se utilizan novedosas metodologías, y se traen expertos de diversas partes de Chile y el mundo a la región. A la gran mayoría de residentes y expositores de la bienal se le solicita ofrecer una instancia pedagógica para la comunidad local, como acto simbólico de retribución hacia el territorio del cual se nutren.

Escuela sin escuela ha atraído un tremendo interés de parte de la comunidad. Este programa educativo itinerante cuenta con dos principales pilares: Paseo interestelar, mediación presencial que aborda el concepto de cosmovisión como acto creativo primigenio de cada cultura y Bienal en el maletero, recorridos mediados por exposiciones de la bienal en realidad virtual. Con ambos proyectos hemos visitado a las mujeres en la cárcel y a los chicos en el centro de reinserción social juvenil, a adultos mayores, comunidades alejadas del altiplano, universidades, y un sinfín de escuelas.

Probablemente el programa pedagógico más visible de SACO afuera es el primer diplomado no académico de curaduría en contexto latinoamericano, Microcuradurías, curadurías desde la marginalidad, una iniciativa de formación para todos que quieren convertirse en curadores, no de una manera impuesta por las metrópolis de Latinoamérica, sino pensando en rearticular la figura del curador, para que este pueda por fin surgir desde el no-lugar y trabajar en él.


SD: En la primera edición de POSVERSO, el eje curatorial que nos convoca es Poéticas de la resistencia. En el contexto actual, pensamos más que nunca la poesía no ya como un simple ejercicio estético, sino como una herramienta crítica y política que supone abordar lo experimental en una dimensión situada y contextual. Vemos, de modo semejante, que en SACO los textos curatoriales adquieren una singular relevancia. Como curadora y artista, ¿cómo combinas tus intereses y deseos al momento de planear los ejes curatoriales de SACO?

Me atrevo proponer que repensemos, desde la lógica de la deselitización, la forma de los textos curatoriales, partiendo desde la base de su objetivo. Estamos hablando de escrituras creadas para el público y para el artista, con el objetivo de inspirar y provocar el pensamiento profundo. El formato actual predominante, hermético y lleno de citas, propongo reemplazar por un paseo poético y altamente sugerente, lleno de sensaciones. Escribo pensando en otro artista, deseo tirarle una bomba que desencadene dentro de sí ideas, conexiones e imágenes. He recibido un increíble feedback durante los últimos años. Los artistas generan obras y el público lee. Creo que de esto se trata.

De repente no se les nota, pero los textos curatoriales de SACO nacen durante meses. Mi vecino el otro, One way ticket, AMOR: decadencia y resistencia, Origen y mito, Destino, Ahora o nunca, Aluvión, Golpe, Ecosistemas oscuros, todos son escrituras glocales. La temática debe ser relevante tanto a escala micro, como macro. Para el mundo y para Antofagasta. Y debe marcar el sendero. Pero nunca poner cercas.

Resulta impresionante ver con qué fuerza brota POSVERSO. El margen es hoy el espacio propicio para que sucedan cosas significativas. Porque lo periférico tiene el contacto con el vacío y la ausencia. Y porque a nadie de las cúpulas le importa, así que tiene una libertad envidiable. En este sentido –tanto Junín como Antofagasta– son contextos propicios para bienales que buscan expandir la mente y el horizonte.

La experimentación hoy brota en espacios distópicos, pero no saturados, donde aún está permitido equivocarse. En los sistemas hegemónicos a los artistas no se les permite fallar. El paisaje de Poéticas de la resistencia es el margen que florece y marca el rumbo.


SD: Poner en diálogo una bienal gestada en el desierto de Atacama con otra proyectada desde la pampa húmeda argentina, es algo que para nosotros tiene una especial resonancia. ¿Qué puedes decirnos sobre el recorte de SACO que estarás presentando en el marco de POSVERSO?

Desde el desierto, llevo hacia la pampa húmeda un trío de obras que ponen en tensión la condición contemporánea humana, serán como unas ralladuras sobre la superficie de la Laguna de Junín.

Graciela González (BOL) con Mi cuarto, cuatro paredes, nos devolverá a los tiempos de la pandemia. Nos encerrará con ella en su habitación del tamaño de una hoja de máquina de escribir y con paredes de palabras, para acordarnos de nuestras propias rutinas de aquel apocalipsis.

La dupla Colectiva Poética de la Urgencia, Paula Carmona y Nicolás Cox, (CHL-MEX) arrancan un pedazo del cielo argentino. Con la obra Arrebatado cuestionarán el espacio que le damos a las banderas, junto con el gesto fálico de izar. La ubicación de las banderas exige que siempre las miremos hacia arriba.

Siete espejos redondos acostados en la tierra –en el fondo seco de la laguna– reflejarán el cielo, como lo hacía antes la superficie del agua. Con Paisajes volátiles, Anna Uścińska, (POL-ESP) reconstruirá la relación entre el arriba y el abajo. Podemos poner nuestras caras en el medio y vernos con el cielo detrás y tierra seca delante. Sabemos que somos responsables de esta ruptura.

Las tres obras tienen una relación directa con el eje físico y existencial: tierra, cuerpo, cielo. Hablan a través de fragmentos, sobre un todo. Recortan un pedazo del infinito, para que logremos focalizar bien la mirada. En un dormitorio, un lienzo al viento, o en el cosmos, reflejado en un espejo.

Las tres intervenciones en el paisaje serán casi planas, semi bidimensionales, la profundidad objetual de las obras no tiene relevancia, es casi inexistente. Esta característica común les da una levedad visual. Será conmovedor observar con ellas mismas efímeras y sin volumen, al entrar al instalarse en la laguna, se tomarán con profundidad el espacio.


SD: El gesto de la persistencia es algo que marca a SACO. Desde POSVERSO, también nos pensamos como una plataforma de resistencia y como una bienal que intenta reformular ciertos formatos ya cristalizados. Vuelvo al inicio: SACO nos motiva por cuanto es una bienal distinta, una bienal fuera de lo ya probado. En este sentido, ¿cuáles son los desafíos y los anhelos que te mantienen enfocada en SACO, aún después de tantos años de trayectoria?

Somos una bienal distinta porque no transportamos objetos, no pagamos aduanas ni seguros. Generamos experiencias. Las obras son reemplazables, el artista no. Lo único indispensable para que surja una nueva obra es su presencia física, su cuerpo y su mente en conexión con el contexto. Hay que apostar por el contacto humano y lo irremplazable que trae consigo. El arte nace y desaparece donde está el público. El valor del arte en el futuro está en la experiencia, no en el objeto en sí.

Situados en una zona basada en la extracción, antes de guano y salitre, actualmente de cobre y litio, somos testigos de los límites que hemos transgredido como especie. En el desierto más árido del planeta, y a la vez el laboratorio palpable de las transformaciones irreversibles que hemos acumulado durante las últimas décadas, ofrecemos a los artistas un cambio de paradigma, el salir del imperativo productivo-comercial y detenerse en los procesos de la naturaleza, del cosmos y del ser humano.

Los cielos más limpios del planeta nos permiten ver más allá de la época del antropoceno, y pensar sistemas regenerativos en conjunto con astrónomos, biólogos y geólogos, articulando preguntas sobre nuestro incierto futuro en este planeta.

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